viernes, 27 de marzo de 2009

Si el río suena...

La Secretaría de Turismo anunció el lunes una campaña para "reconstruir" la imagen de México en el extranjero. Se pretenden contrarrestar los ataques que nuestro país ha recibido en los medios internacionales, más recientemente, la difusión de un correo electrónico escrito por el ex director de la CIA, George J. Tenet, quien pidió a su hijo universitario cancelar sus planes de visitar México.

De acuerdo al periódico “The New York Times“, la determinación de Tenet ya circula en algunas redes, como en la Universidad de Pennsylvania. Los casi 100 mil estadounidenses que viajan cada año a México en tiempos del springbreak podrían reconsiderar también su visita; el departamento de Estado en Washington mantiene vigente su alerta por la escalada de crímenes y violencia.

En Francia dicen que el secuestro es “un deporte nacional” en México. El caso de Florence Cassez afectó fuertemente la percepción de la opinión pública francesa. Los periodistas Axel Gylden y Marie Huret escribieron para el diario “L’express” que la justicia y las instituciones mexicanas son “inoperantes”. También defendieron a la francesa detenida por autoridades mexicanas quien, según los comunicadores, desconocía las actividades ilícitas de su novio -líder de una banda de secuestradores- por la “cultura machista” que impera en nuestro país.

Estos y otros acontecimientos explican el origen de la campaña anunciada por la Secretaría de Turismo. Su titular, Rodolfo Elizondo, explicó que no habrá financiamiento complementario, “porque no hay cochinito que romper” y aseguró que no pretende ocultarse la realidad, sino dar un panorama preciso.

La exageración es desinformación. Es el caso de Fox News en los Estados Unidos. El conductor Glenn Beck ha insistido sistemáticamente en el colapso de México y la amenaza que esto implica para su país. Sostiene que las remesas y el turismo se han “secado” para México y sugiere la posibilidad de que Rusia y Venezuela aprovechen para financiar a comunistas y a revolucionarios.

En otra ocasión, Michelle Malkin, columnista y también colaboradora de Fox News, dijo que México implica “una gran amenaza” para la seguridad nacional y aseguró que los cárteles mexicanos están colaborando con extremistas musulmanes para introducir terroristas a la Unión Americana.

Además, este canal de televisión -uno de los más influyentes- ha difundido la versión de que “Los Zetas” fueron entrenados y armados en los Estados Unidos. Entrevistado por Glenn Beck, el documentalista Rusty Fleming comentó que ese grupo está reclutando a jóvenes de 14 años en escuelas estadounidenses para convertirlos en sicarios.

Si la prensa internacional considera a México un lugar infernal de corrupción y muerte, debemos cuestionar sus intereses. ¿Qué hay detrás de la información difundida? Una repatriación en el caso francés y excusas para una intervención por parte de Estados Unidos. Si el río suena es porque el desprestigio conviene. En este punto, vigilar a los medios extranjeros es un acto estratégico en la defensa de nuestro país.

jueves, 19 de marzo de 2009

La Nueva Guerra

La imagen de nuestro país se desmorona para el mundo. Las notas negativas sobre México han aumentado considerablemente en la prensa internacional. En los Estados Unidos el problema se agudiza y podría complicarse si continúan las controversias por la frontera, los temas migratorios y el narcotráfico.

Las críticas al gobierno mexicano en los medios estadounidenses han provocado el reclamo presidencial. Con golpes de puño, Felipe Calderón se quejó ante empresarios por lo que llamó una "campaña contra México" tras la inclusión de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la lista de multimillonarios de la revista Forbes.

Las protestas del presidente suelen resultar contraproducentes. Por ejemplo, en septiembre del año pasado, Calderón criticó la situación de los connacionales en la Unión Americana y utilizó la siguiente frase: “Dondequiera que haya un mexicano, ahí es México también”. Así lo registró el New York Times.

¿A qué sonaba la ocurrencia? A invasión. Por lo menos, así fue interpretada por los medios en Estados Unidos. Un noticiero de televisión ironizó las declaraciones de Calderón mostrando en pantalla un texto que daba la bienvenida a México, mientras mostraba imágenes de Los Ángeles, Miami y Nueva York. Total, ni para defendernos...

El hecho de que un narcotraficante mexicano sea considerado uno de los hombres más acaudalados del mundo es alarmante. ¿Y qué hizo el gobierno federal? Criticar a la revista que lo señaló, “disparar al mensajero” como advertiría después el mismo medio. Si esa indignación vigilara los penales del país, el criminal en cuestión seguiría preso.

Las declaraciones son municiones y los medios de comunicación el campo de batalla. Es una nueva modalidad de guerra, una que podría originar un conflicto real si el bombardeo de críticas es entre funcionarios de dos países. Es el caso México-Estados Unidos.

Así, mientras allá anuncian que la frontera estará cerrada para los transportistas mexicanos, acá les responden con represalias comerciales. Allá denuncian que el Estado mexicano ha perdido control de algunos territorios y aquí dicen que el narcotráfico impera porque los vecinos consumen como campeones.

En los últimos meses, el canal Fox News ha difundido la posibilidad de que México reclame California y Texas, que flujos masivos de personas huyan al norte por la violencia y que el colapso mexicano provoque también el de Norteamérica. El conductor Glenn Beck dijo, apenas el mes pasado, que -según información de la CIA- México era el nuevo Irak.

A los mexicanos no debería sorprendernos la posibilidad de una intervención estadounidense en nuestro territorio. Recordemos que la nominación con Pakistán en la categoría de “estados fallidos” surgió de un reporte de inteligencia que, entre otros objetivos, pretendía anticipar las acciones de las fuerzas armadas de Estados Unidos en los próximos años. Ellos por precavidos, ¿nosotros...?

miércoles, 11 de marzo de 2009

Justicia Televisada

La controversia diplomática entre Francia y México por la detención de una ciudadana francesa resurgió en la agenda informativa con la visita del presidente Nicolas Sarkozy. El tema se remonta a un operativo que la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) recreó para las cámaras de televisión el 9 de diciembre de 2005.

Ese día, la AFI capturó a dos presuntos secuestradores, Israel Vallarta Cisneros y su novia, la francesa Florence Cassez. La versión oficial fue que los reporteros se enteraron del operativo, acudieron al lugar y solicitaron que se repitiera el rescate de las víctimas. Las imágenes se transmitieron en el matutino Primero Noticias.

Cuando Cassez solicitó apoyo al consulado y denunció irregularidades, el conflicto político subió de nivel. La francesa argumentó que la detención “en vivo” era una farsa, pues había ocurrido 24 horas antes. Las televisoras negaron un acuerdo previo con la AFI, como sostuvo su entonces director, Genaro García Luna, actual secretario de Seguridad Pública.

Televisa despidió al reportero responsable, Pablo Reinah, quien había laborado durante 10 años en la empresa. El periodista se inconformó y en un comunicado a la opinión pública escribió: “En ningún momento solapé, coordiné o gestioné acción alguna que tuviera que ver con el desempeño de los elementos de la AFI”.

El despido arbitrario de Reinah fue confirmado por la averiguación que concluyó en abril de 2007 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. El documento establece que la AFI ocultó información al reportero, pues no le notificó que los hechos ya habían ocurrido. La Procuraduría General de la República aceptó que “no se le proporcionó información completa, objetiva y veraz”.

Los datos recopilados por la Agencia Proceso revelan que quienes pactaron el montaje fueron García Luna y Amador Narcia, jefe de información de Televisa. Se sugirió que la recreación se transmitiera en un espacio “sin problemas de tiempo”, pero no se notificó a Leopoldo Gómez, vicepresidente de Noticieros Televisa, ni al director de Comunicación Social de la PGR, José Luis López Atienzo.

A la fecha, la ciudadana francesa permanece condenada a 60 años de prisión. El lunes pasado, el presidente Sarkozy pidió a las autoridades mexicanas su repatriación. Cassez, por su parte, declara que la policía la vendió y sacrificó a los medios. En su país creen que es inocente.

Pablo Reinah no ha recibido una disculpa de Televisa. Con pruebas documentales, sostiene que esa mañana trabajó “con ética, honestidad, profesionalismo y responsabilidad, cumpliendo con mi trabajo de reportero y periodista”.

En el fondo, el origen del problema se mantiene vigente: la complicidad de la prensa con la necesidad de que el gobierno ofrezca resultados, sobre todo en materia de seguridad. El caso preocupa porque no es aislado. Queda claro que la falta de ética en algunos convenios no respeta las garantías individuales ni los derechos laborales.

¿Cuántos ciudadanos o periodistas han sufrido situaciones similares? La insensibilidad, producto de las violaciones constantes a los derechos humanos en México, pareciera requerir de controversias internacionales para ventilar asuntos que -por su naturaleza- deberían ocupar a la sociedad civil.

martes, 10 de marzo de 2009

Muerte y compañía

La pena de muerte está en coma. El tema que súbitamente ingresó a la discusión pública a finales del año pasado está prácticamente ausente de la agenda nacional. Esta semana se informó que los foros de consulta programados para febrero fueron pospuestos a finales de marzo. Coahuila, el estado pionero, podría ser la sede.

Para entonces, el resurgimiento del debate dependerá de dos factores: la jerarquización de la violencia en los medios informativos y la ausencia de algún escándalo con tintes políticos. Una percepción positiva de la pena capital pasa necesariamente por la prensa. Los mejores aliados de la propuesta son, en realidad, algunos comunicadores.

Es el caso de Pedro Ferriz de Con, locutor radiofónico de extraña aceptación entre el público. Basta recordar su reacción ante la identificación del cadáver de Silvia Vargas Escalera el pasado 12 de diciembre. En ese momento, sus palabras lo retrataron como un posible transgresor de la ley. Sólo así puede llamársele a un ciudadano que abiertamente desprecia las normas vigentes.

Ferriz de Con olvidó que estaba siendo escuchado por miles de personas y con toda contundencia aseveró que “mataría” a los secuestradores, que no esperaría la aceptación de la pena de muerte, que “extralegalmente” les quitaría la vida. Parece mentira, pero tales afirmaciones fueron transmitidas y escuchadas en muchos rincones del país.

Resulta incongruente que se promueva el mismo hecho que se condena: el asesinato. Ante la escalada de violencia y la indignación fundamentada, ningún “informador” debería confundir su micrófono con una guillotina.

Aunque las encuestas difundidas hace unos días registraron un apoyo mayoritario a la propuesta del Partido Verde, el oportunismo de Ferriz ignoró, al menos, al poder Legislativo y al Judicial. Sus afirmaciones -sustentadas en verdaderas convicciones o en simple demagogia- lo convierten instantáneamente en irresponsable y agitador.

Y como él, otros. Son la muerte y compañía.

Erróneamente, los conductores de radio y televisión han creído durante años que su opinión es importante. Los juicios personales ocupan un lugar en los géneros periodísticos pero no deben adornar la información. Desafortunadamente, la confusa mezcla siempre se justifica. La disculpa suele decir: “Usted tiene la última palabra”.

La pena de muerte es capitalizable en tiempos electorales y aunque el “coma” es una realidad, el Partido Verde seguirá tocando puertas. Habrá que monitorear la evolución o la desaparición del tema. Si esto último sucede, sabremos que las prioridades de los medios han cambiado.