La imagen de nuestro país se desmorona para el mundo. Las notas negativas sobre México han aumentado considerablemente en la prensa internacional. En los Estados Unidos el problema se agudiza y podría complicarse si continúan las controversias por la frontera, los temas migratorios y el narcotráfico.
Las críticas al gobierno mexicano en los medios estadounidenses han provocado el reclamo presidencial. Con golpes de puño, Felipe Calderón se quejó ante empresarios por lo que llamó una "campaña contra México" tras la inclusión de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la lista de multimillonarios de la revista Forbes.
Las protestas del presidente suelen resultar contraproducentes. Por ejemplo, en septiembre del año pasado, Calderón criticó la situación de los connacionales en la Unión Americana y utilizó la siguiente frase: “Dondequiera que haya un mexicano, ahí es México también”. Así lo registró el New York Times.
¿A qué sonaba la ocurrencia? A invasión. Por lo menos, así fue interpretada por los medios en Estados Unidos. Un noticiero de televisión ironizó las declaraciones de Calderón mostrando en pantalla un texto que daba la bienvenida a México, mientras mostraba imágenes de Los Ángeles, Miami y Nueva York. Total, ni para defendernos...
El hecho de que un narcotraficante mexicano sea considerado uno de los hombres más acaudalados del mundo es alarmante. ¿Y qué hizo el gobierno federal? Criticar a la revista que lo señaló, “disparar al mensajero” como advertiría después el mismo medio. Si esa indignación vigilara los penales del país, el criminal en cuestión seguiría preso.
Las declaraciones son municiones y los medios de comunicación el campo de batalla. Es una nueva modalidad de guerra, una que podría originar un conflicto real si el bombardeo de críticas es entre funcionarios de dos países. Es el caso México-Estados Unidos.
Así, mientras allá anuncian que la frontera estará cerrada para los transportistas mexicanos, acá les responden con represalias comerciales. Allá denuncian que el Estado mexicano ha perdido control de algunos territorios y aquí dicen que el narcotráfico impera porque los vecinos consumen como campeones.
En los últimos meses, el canal Fox News ha difundido la posibilidad de que México reclame California y Texas, que flujos masivos de personas huyan al norte por la violencia y que el colapso mexicano provoque también el de Norteamérica. El conductor Glenn Beck dijo, apenas el mes pasado, que -según información de la CIA- México era el nuevo Irak.
A los mexicanos no debería sorprendernos la posibilidad de una intervención estadounidense en nuestro territorio. Recordemos que la nominación con Pakistán en la categoría de “estados fallidos” surgió de un reporte de inteligencia que, entre otros objetivos, pretendía anticipar las acciones de las fuerzas armadas de Estados Unidos en los próximos años. Ellos por precavidos, ¿nosotros...?
Las críticas al gobierno mexicano en los medios estadounidenses han provocado el reclamo presidencial. Con golpes de puño, Felipe Calderón se quejó ante empresarios por lo que llamó una "campaña contra México" tras la inclusión de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la lista de multimillonarios de la revista Forbes.
Las protestas del presidente suelen resultar contraproducentes. Por ejemplo, en septiembre del año pasado, Calderón criticó la situación de los connacionales en la Unión Americana y utilizó la siguiente frase: “Dondequiera que haya un mexicano, ahí es México también”. Así lo registró el New York Times.
¿A qué sonaba la ocurrencia? A invasión. Por lo menos, así fue interpretada por los medios en Estados Unidos. Un noticiero de televisión ironizó las declaraciones de Calderón mostrando en pantalla un texto que daba la bienvenida a México, mientras mostraba imágenes de Los Ángeles, Miami y Nueva York. Total, ni para defendernos...
El hecho de que un narcotraficante mexicano sea considerado uno de los hombres más acaudalados del mundo es alarmante. ¿Y qué hizo el gobierno federal? Criticar a la revista que lo señaló, “disparar al mensajero” como advertiría después el mismo medio. Si esa indignación vigilara los penales del país, el criminal en cuestión seguiría preso.
Las declaraciones son municiones y los medios de comunicación el campo de batalla. Es una nueva modalidad de guerra, una que podría originar un conflicto real si el bombardeo de críticas es entre funcionarios de dos países. Es el caso México-Estados Unidos.
Así, mientras allá anuncian que la frontera estará cerrada para los transportistas mexicanos, acá les responden con represalias comerciales. Allá denuncian que el Estado mexicano ha perdido control de algunos territorios y aquí dicen que el narcotráfico impera porque los vecinos consumen como campeones.
En los últimos meses, el canal Fox News ha difundido la posibilidad de que México reclame California y Texas, que flujos masivos de personas huyan al norte por la violencia y que el colapso mexicano provoque también el de Norteamérica. El conductor Glenn Beck dijo, apenas el mes pasado, que -según información de la CIA- México era el nuevo Irak.
A los mexicanos no debería sorprendernos la posibilidad de una intervención estadounidense en nuestro territorio. Recordemos que la nominación con Pakistán en la categoría de “estados fallidos” surgió de un reporte de inteligencia que, entre otros objetivos, pretendía anticipar las acciones de las fuerzas armadas de Estados Unidos en los próximos años. Ellos por precavidos, ¿nosotros...?
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