miércoles, 24 de febrero de 2010

Causa perdida

El optimismo desapareció y la esperanza se convirtió en reclamo. Con el paso del tiempo, la transmutación era inevitable. No erramos quienes celebramos con reservas la inminente federalización de los delitos contra la libertad de expresión en México.

En abril del año pasado aplaudí en este espacio las adiciones al Código Penal Federal propuestas por la Cámara de Diputados. Y aunque el súbito arranque de generosidad legislativa era percibido por los críticos como una “medida electorera”, le otorgué el beneficio de la duda.

Hoy, diez meses después, el dictamen enviado al Senado para su análisis y aprobación continúa paralizado. Como si el asunto fuera menor, la cámara alta del Congreso se ha ocupado de otros temas sin explicar los motivos del retraso.

La reforma penal aprobada por unanimidad en San Lázaro tenía dos virtudes: ampliaba considerablemente la definición de “actividad periodística” y aumentaba las penas de cualquier delito si éste se cometía con el propósito de “impedir, interferir, limitar o atentar” la labor informativa.

Las sanciones eran especialmente severas con los servidores públicos. No es novedad que los principales enemigos de la prensa viven del erario. Esta semana, un reporte del Centro de Periodismo y Ética Pública (Cepet) lo reafirma.

El documento subraya que prácticamente en uno de cada tres ataques contra periodistas participaron elementos uniformados y que en uno de cada cuatro estuvo involucrado algún funcionario. “Es frecuente” –señala el reporte- “encontrar antecedentes de amenazas que tienen su origen en la crítica a la gestión gubernamental”.

Durante el 2009 este organismo registró 183 agresiones contra periodistas y 19 contra medios de comunicación, además del asesinato de 13 informadores. En todos los casos, la impunidad es la constante.

“Impunidad” es también el nombre del proyecto impulsado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) para abogar por las víctimas y exigir justicia. En los procesos judiciales que la SIP escruta en México destacan los nombres de Brad Will -cuyo presunto asesino fue liberado hace siete días- de Eliseo Barrón y Carlos Ortega, ejecutados en Durango.

Fue precisamente en Durango donde la semana pasada se reunieron 25 editores de periódicos para reclamar a las autoridades locales y federales garantías para ejercer su profesión. Ahí se acordó impulsar medidas de protección y llevar sus reclamos a organismos internacionales.

¿Y el Senado? Impávido. ¿Por qué atender un tema que coloca al país en los primeros lugares del descrédito mundial? ¿Qué razones hay para ratificar la protección a la libertad de expresión? ¿Cuál es la urgencia de frenar los crímenes contra periodistas? Las respuestas escapan a la agudeza y al compromiso social de los legisladores.

La causa está perdida. Aunque el dictamen terminara aprobándose serviría de poco o nada. Incrementar las penas no reduce la violencia. Modificar la ley no significa que comenzará a aplicarse o siquiera a respetarse. En nuestro agonizante estado de derecho la brecha entre legalidad y realidad es infranqueable.

No hay justicia cuando el menos interesado en ella es quien debería impartirla. La corrupción se perpetúa con la censura y la ineptitud con la falta de crítica. Si en México hubiera condiciones para el ejercicio de un periodismo libre y digno, estarían sentadas las bases para una verdadera transformación institucional. El panorama es otro porque como dijo Napoleón Bonaparte: “Si se diera rienda suelta a la prensa, yo no permanecería ni tres meses en el poder”.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Televisa vs. Multimedios

Lo último que viene a la mente cuando se piensa en un medio de comunicación “innovador, plural y crítico” es Televisa. Paradójicamente, un proyecto con estas características es la nueva apuesta del consorcio encabezado por Emilio Azcárraga Jean.

Admitiendo que los patrones de información cambian rápidamente, el presidente de Grupo Televisa apadrinó este lunes el inicio de transmisiones de FOROtv. Con la promesa de una mayor cercanía con la audiencia, este canal de televisión difundirá noticias las 24 horas del día, toda la semana.

Participarán comunicadores de primer nivel e intelectuales de innegable prestigio. Nombres como Rafael Cardona, José Carreño, Gabriela Warketin y Denise Dresser permiten suponer que la línea editorial contrastará abiertamente con los demás productos de la empresa.

Dresser, colaboradora de Proceso y catedrática del ITAM, criticó duramente a Televisa cuando Aristegui salió de W Radio. Ahora, la politóloga afirma que los espacios deben tomarse cuando se abren. Asegura también que no pretende achicar su conciencia ni adaptarla a la pantalla. Que así sea.

FOROtv será un éxito si el concepto original perdura. Cualquier intento de desviarlo o diluirlo culminará en un penoso fracaso. En el ámbito periodístico, la credibilidad se gana con esfuerzo sostenido y se evapora en cualquier momento.

El público meta del canal está definido por su ingreso y nivel de instrucción. Son televidentes que buscan permanentemente estar informados. Hablamos de empresarios, políticos, líderes de opinión, académicos y estudiantes que frecuentan las señales de CNN en Español, Telefórmula y Milenio Televisión.

El éxito de estos medios es directamente proporcional al respeto del segmento al que se dirigen. Los responsables de FOROtv sabrán ya que su público es inteligente y sensible en la detección de notas tendenciosas y críticas simuladas. La ausencia de estos vicios garantizará su permanencia.

Bernardo Gómez, vicepresidente de Noticieros Televisa, declaró que el proyecto pretende destronar a Milenio Televisión, canal de Grupo Multimedios que sin contar con el despliegue informativo y tecnológico de Televisa ha sabido hacer más con menos y se mantiene a la cabeza en ese nicho de mercado.

“Bienvenida la competencia”, escribió Carlos Marín en las páginas de Milenio diario. En su minúscula columna diaria, el director del periódico describió una tendencia que se ha confirmado en los últimos días: el acento de FOROtv es en el análisis y el de Milenio en la información.

Cuando un medio de comunicación es expulsado de su zona de confort está obligado a innovar. Si entendemos la relación medio-audiencia como un matrimonio o un noviazgo, la competencia siembra duda. Para retener a la pareja hay que volver a la fase de seducción, conquistar con detalles.

Se dice que el control remoto es un instrumento democrático. Difiero; no puede serlo mientras la oferta programática no considere a los televidentes en la certeza de controlar el espectro, cuando –volviendo al símil- el matrimonio está arreglado. En este caso, la amenaza del divorcio es la invitación a la mejora.

En la batalla por el rating, los competidores están obligados a demostrar su valía con pertinacia. Afortunadamente, en este jaloneo el principal beneficiado es el público.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Latinoamérica amenazada

Triste coincidencia la del martes pasado. La celebración del Día del Periodista en Colombia fue opacada por el cierre de la revista “Cambio”, medio de comunicación que se mantenía crítico a la presidencia de Álvaro Uribe.

Los colaboradores del semanario hablan de censura. La casa editorial asegura que la decisión obedece a razones económicas. En adelante, la revista prestará atención a temas “livianos” que atraigan a nuevas audiencias, se informó.

De esta forma, el periodismo de investigación se convierte en un “modelo de negocios” y los lectores en un “nicho de mercado”. Disculpe usted, la credibilidad no es rentable…

La noticia indignó al gremio periodístico colombiano que, paralelamente, denunció amenazas y acoso por parte de los organismos de inteligencia del Estado.

La asfixia a los medios críticos y la invasión del oficialismo son las principales amenazas al periodismo en Latinoamérica. Otro caso es Venezuela, donde un liderazgo que se dice democrático -y que al mismo tiempo jura su permanencia hasta el 2030- continúa suprimiendo libertades.

Hugo Chávez, quien hace unos días caminó por el centro de Caracas ordenando con ligereza la expropiación de varios edificios, sigue en controversia con Radio Caracas Televisión Internacional, emisora que salió del aire por “golpista” en mayo del 2007 y que el mes pasado fue eliminada de los sistemas de cable por negarse a transmitir mensajes gubernamentales.

Marcel Granier, dueño de la televisora, pidió esta semana la intervención de la Organización de Estados Americanos en defensa de la libertad de expresión. Por su parte, el presidente venezolano sacó un capricho más del sombrero: “De repente con Chávez”, un programa de radio sin horario fijo.

“Es de repente, a cualquier hora, pudiera ser a medianoche, de madrugada…” explicó el mandatario en la primera emisión. Esta infantil ocurrencia se agrega a la estrategia de medios encabezada por el programa televisivo “Aló Presidente” y la columna dominical “Las líneas de Chávez”. La fórmula es: menos crítica y más autopromoción.

México no contrasta con esta realidad ni es ajeno a ella. Colombia y Venezuela ofrecen símiles y posibilidades. Historias que, por desgracia, hemos escuchado o pronto viviremos.

El boicot económico al periodista José Gutiérrez Vivó en el sexenio de Vicente Fox, la salida de Carmen Aristegui de W Radio por “incompatibilidad editorial”, la suspensión discrecional de la publicidad oficial en revistas y los recientes despidos por censura en Notimex son hechos que apuntan en la misma dirección.

Las voces deberían multiplicarse, no reducirse. Nada más peligroso para un país que transita hacia la militarización que la centralización informativa. Esta tendencia se amplía con la ignorancia y encuentra en la parálisis social su mejor pretexto.

El estado actual del periodismo en Latinoamérica es preocupante. A la pobreza y la violencia imperantes se suma la reducción de libertades y de fuentes informativas.

A falta de una masa crítica con potencial transformador, sólo queda denunciar y concientizar. Esperar que la sociedad reaccione antes de que el retroceso sea tal que ya no pueda hacer nada al respecto.

miércoles, 3 de febrero de 2010

"Volverse a morir"

Mirar, casi sin querer, la escena del crimen. Observar las paredes manchadas, los pasillos cubiertos de sangre, los envases vacíos del refresco para la fiesta. Imaginar el sufrimiento de quienes, sin deberla ni temerla, fueron asesinados.

Enterarse que eran jóvenes, estudiantes, que celebraban un cumpleaños y un éxito deportivo. Ver cómo la cifra de muertos asciende a 18 y se suma a las centenas de ejecuciones en el norte del país. Escuchar que en Chihuahua es la quinta masacre en los últimos dos años.

Preguntar, ¿y ahora qué?, ¿balaceras en guarderías?, ¿militares en las fiestas? Enojarse, exigir justicia. ¿Exigir?, ¿a quién?, ¿justicia? Oír a un comandante de la Policía Federal admitir que los sicarios burlaron sus patrullajes y sus filtros. Pensar: “Qué cinismo”.

Conocer, horas después, a un personaje que agrega signos de exclamación a la frase: José Francisco Javier Landero Gutiérrez, diputado federal del PAN. Perturbarse cuando el señor dice en el Congreso que si los jóvenes masacrados en Juárez estuvieran vivos para escuchar el debate sobre la seguridad en la frontera “les gustaría volverse a morir”.

Indignarse, desesperarse. ¡Qué cinismo! Escandalizarse cuando el torpe y ruin legislador agrega que “tal vez ya están mejor en otro lugar”. Cuestionar: ¿Tal vez?, ¿en otro lugar?, ¿en cuál? Concluir que las ofensas ya no sorprenden pero igual molestan.

Leer las reacciones del presidente Calderón desde Tokio. Enterarse que pretende “fortalecer” el esquema de seguridad en Juárez. Seguir preguntando: ¿No se había anunciado la retirada del Ejército?, ¿de qué sirve la “guerra contra el narcotráfico”?, ¿sostendrá el gobierno su discurso triunfalista?

Reírse. Recordar que las adicciones y la salud pública están fuera de la ecuación, que se trata de una estrategia de legitimación, de un negocio redondo. Acordarse de aquella máxima periodística que ordena “seguir el dinero” para encontrar la corrupción.

Confirmar que empresas estadounidenses son las principales beneficiarias de esta “guerra”. Bell, Dyncorp, Cessna, Harris y North Rop Grumman Corporation, publica El Universal. Saber que una investigación a fondo sería escandalosa. Lamentar que nunca tendría consecuencias legales.

Invocar a Carl Schmitt. Descubrir que el politólogo alemán estaba en lo correcto cuando decía que la política se reduce a la distinción entre amigos y enemigos. Recordar que, según Schmitt, los enemigos son necesarios para conservar la propia identidad y que su aniquilación es también la nuestra.

Reconocer que el país está ensangrentado por una guerra no sólo fallida sino inútil, como todas. Condenar la hipocresía: queremos paz pero aplaudimos la violencia si nos convencen con propaganda de que es necesaria. Reflexionar sobre el miedo como mecanismo de control.

Decir la verdad: Felipe Calderón necesita al narcotráfico para llamarse valiente. Denunciar: si las pretensiones de erradicar al “enemigo” fueran reales, ya se le habría asfixiado. Mostrar que la prohibición sólo incentiva al mercado negro y a las mafias, que el antagonismo es una fachada.

Sentir impotencia, rabia. Volver a las imágenes de la masacre. Entender que las culpas rebasan a los sicarios, que los jóvenes no merecían una muerte trágica. Apelar a la conciencia social. Deprimirse…