miércoles, 9 de marzo de 2011

Provocación

Retirar el documental Presunto Culpable de las carteleras fue una provocación. Los argumentos legales de una juez que protegía la privacidad de un sujeto que incurrió en falsedad de declaraciones para condenar a un inocente, no alcanzaron para entender el destierro de un largometraje con tantas implicaciones para el país.

El Poder Judicial ha demostrado tener la piel delgada. El Ejecutivo y el Legislativo suelen tolerar las críticas porque están acostumbrados. Por eso le llamo provocación a la “suspensión temporal” del documental, porque fue una invitación a continuar evidenciando la obsolescencia del sistema penal hasta que cambie; hasta que aprenda a convivir con las pruebas de su ineptitud.

Si los ministerios públicos, jueces, magistrados y ministros creen que su posición es intocable, se equivocan. Que vayan haciéndose a la idea de que son funcionarios como cualquier otro, como cualquier presidente, gobernador, diputado o senador. Presunto Culpable se topó con el poder de “la última palabra”, con la prepotencia de quienes interpretan las leyes que estamos obligados a cumplir.

Por lo que sabemos, el documental incurrió en presuntas violaciones al demostrar la inoperancia de un aparato judicial que es el encargado de evaluar esas mismas violaciones. ¡Vaya asunto! ¿Cómo cambiar, mejorar, optimizar el desempeño de quienes legalmente tienen la última opinión sobre sí mismos? Intentarlo es un avance.

Alejandro Martí tenía razón cuando dijo que más de 100 millones de mexicanos debían verlo. Y no sólo eso, ojalá se proyectara en el resto del mundo, especialmente en países desarrollados porque es ahí donde una mayor indignación es posible. ¿Cómo explicarle a un europeo que en México es necesario demostrar la inocencia y no la culpabilidad?

El juicio grabado por los abogados de José Antonio Zúñiga evidencia una noción de Justicia digna de la Inquisición medieval: arbitraria, caprichosa y contradictoria. En aquellos tiempos -y en éstos por lo visto- una acusación inducida es suficiente para destruir la vida de alguien. Por eso la difusión del trabajo es necesaria, porque es raro que una videocámara explore los recovecos y mazmorras del Estado mexicano.

En ese punto radica mi mayor crítica a los realizadores. Cuando la Secretaría de Gobernación ordenó a los exhibidores el retiro de Presunto Culpable, los productores hicieron lo mismo en YouTube y otras páginas de videos. ¿No que lo importante era difundir la causa? Los abogados altruistas terminaron comportándose como empresas disqueras: se aferraron a las regalías e intentaron la censura en Internet.

En la producción también hay elementos criticables. Algunos diálogos suenan tan acartonados, tan poco espontáneos, que hacen presumir la existencia de un guión. Además de los momentos fabricados, llama la atención la idoneidad del protagonista. El joven compone canciones, canta y baila, es noble, extrovertido y además aporta un drama amoroso a la historia. Parece que hubieran hecho casting en la cárcel.

Muy aparte de lo que pueda objetarse, Presunto Culpable vale por lo que implica. Insisto en que debería provocar, desde una reflexión personal hasta una exigencia colectiva; desde un debate familiar hasta una reforma legal. La oportunidad es magnífica para seguir documentando los excesos y fallas del sistema de justicia. Vale la pena seguir intentando.

miércoles, 2 de marzo de 2011

El veto de Slim

Tome un segundo para recordar la cantidad de comerciales de Telcel que ha visto en televisión: “Amigo de Telcel presenta…”, “todo México es territorio Telcel”, “Telcel es la red”. ¿Y qué tal de Telmex? “Habla con LADA”, “Háblele…”, “el Paquete Acerques”, el perro que habla, en fin. Estos mensajes fueron pagados por Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim, que ahora tiene castigados a Televisa y TV Azteca.

Las razones del veto publicitario se especulan en ambos casos. Parece que Televisa aumentó el precio de sus altísimas tarifas y Grupo Carso decidió retirase. Aunque algunos sostienen que el asunto podría estar directamente relacionado con la creciente competencia de Grupo Televisa en el mercado de las telecomunicaciones.

Sin embargo, el martes pasado en la inauguración del nuevo museo de Carlos Slim en la Ciudad de México estuvo presente Emilio Azcárraga. El empresario entró poco antes del acto y salió inmediatamente después, mientras Slim y Felipe Calderón recorrían la colección de arte privada más importante de Latinoamérica. ¿Lo de Azcárraga fue un guiño?, ¿una formalidad? ¿un mensaje?

Esa noche en el “Museo Soumaya” no hubo cámaras de TV Azteca, televisora experta en pleitos de verduleras, editoriales a modo y desaparición de temas. Televisa también borra personajes de la pantalla, pero Azteca es –en todos los niveles- más burda. En este caso, se especula que Carso ofreció incrementar su publicidad a cambio de un acuerdo sobre tarifas de interconexión y ellos se negaron.

Al final no es un choque de egos o voluntades, sino de intereses económicos. Cada quien ve por lo suyo y nadie muestra disposición a negociar, mucho menos a sacrificar un poco en el proceso. Lo curioso es que todos pierden, tanto los medios que dejan de vender tiempo aire como la empresa que disminuye la presencia de sus marcas.

Los comerciales de Telcel, Telmex y Sanborns dejaron de compartir espacio con productos engañosos, medicamentos y telenovelas. Es la manifestación de una lucha voraz por el control de las telecomunicaciones en el país. El fenómeno sirve no sólo para analizar la extorsión financiera entre particulares, sino la relación entre los medios de comunicación y sus anunciantes.

Además del diferendo Carso-Televisa-TV Azteca, o en todo caso Slim-Azcárraga-Salinas Pliego, la práctica del ahogamiento corporativo a los medios es una realidad. Cuando ocurre, existe la tentación de señalar y condenar al verdugo, a quien retira el apoyo económico a un proyecto determinado. ¡Cuando los medios deberían ser los principales interesados en su supervivencia! Son suicidas cuando dependen de un puñado de empresas o instituciones para sobrevivir.

Televisa dice que perdió el 1.5 por ciento de sus ganancias totales, millones al fin, pero no fatales. En medios emergentes, críticos o financieramente irresponsables, un veto publicitario de esa magnitud hubiera significado la muerte, una asfixia exitosa. No hay libertad con dependencias, los medios deberían separar sus áreas editoriales y comerciales, y fijar límites a los anunciantes para distribuir su ingreso. De lo contrario, su supervivencia está en riesgo.

El pleito de Slim con las televisoras es sólo el pretexto para intuir las dimensiones y los métodos del control mediático en nuestro país. Y el público, como siempre, fuera de la ecuación.

lunes, 28 de febrero de 2011

Calderolandia

No es lo mismo Calderolandia que México. Una cosa es el país real que sufre hambre, injusticias, corrupción y violencia. Algo muy diferente es lo que algunos secretarios de Estado ven por su ventana o a través del cristal polarizado de una camioneta blindada.

Las criaturas que habitan Calderolandia comparten algunas características: no tienen problemas porque el erario se los resuelve, son panistas o amigos de Felipe Calderón y su personalidad es gris. Un subordinado no debe opacar a un superior y el presidente no es particularmente carismático.

Ahí tenemos a Javier Lozano, Genaro García Luna, Arturo Chávez Chávez, Heriberto Félix Guerra y Ernesto Cordero. Este último nos regaló la joya declarativa de la semana. Lo había hecho antes, cuando dijo que su paquete económico para el 2011 incluía todo, hasta la posibilidad de bajar impuestos.

Al secretario de Hacienda le gusta recular. Aquella vez lo hizo jugando a la mala memoria: “No, no, no. Hay ahí una confusión, yo nunca dije que había posibilidades de bajar impuestos”. Tres horas después de su comentario original, dijo que era “irresponsable” debilitar las finanzas públicas.

Su desliz de esta semana consistió en afirmar que los mexicanos somos tan exigentes que no notamos la recuperación de nuestra economía. El funcionario consideró que 6 mil pesos mensuales son suficientes para tener casa, automóvil y hasta pagar colegiaturas de escuelas privadas. Suponemos que la lista de milagros incluye la manutención de una familia e implícitamente el pago de impuestos.

Mentir sobre porcentajes y macroeconomía es sencillo porque pocos pueden refutarlo. En este caso el secretario se atrevió a hablar de lo que millones saben pero él no. Su declaración evidencia un desconocimiento absoluto de la situación real del país, el poder adquisitivo de la población y el impacto de la inflación en los bolsillos.

En un intento de frenar la lluvia de críticas, Cordero trató de orientar su comentario en otra dirección: “En ningún momento dije que se podía vivir holgadamente con 6 mil pesos, al revés, era un reconocimiento a las familias mexicanas que con 6 mil pesos hacen milagros para hacer rendir su ingreso”. ¡Vaya reconocimiento!

La estrategia de control de daños no le funcionó. Las reacciones brotaron desde todos los frentes, especialmente desde las redes sociales y la clase política. Las piñatas están para pegarles. De lo que se dijo, me quedo con el sarcasmo de Carlos Ramírez Marín, presidente de la Cámara de Diputados:

“Esto de los seis mil pesos es una expresión que es real, pero le faltó un pedazo. Usted recibe sus seis mil pesos y va a una tienda, previa visita de Harry Potter, a comprar una varita mágica, entonces sí le alcanza para un coche, para una escuela, para otro coche si quiere”.

¡Puro ilusionismo calderonista! Y los que sí hacen magia le parecen “exigentes” a Cordero. Los verdaderos magos son los mexicanos que sobreviven con lo mínimo o viven en zona de guerra. Pero en Calderolandia son optimistas y tienen excusas para todo. Ya lo dijo el presidente: hay municipios mexicanos más seguros que ciudades europeas.

Tal parece que las declaraciones fantasiosas se multiplicarán hacia el final del sexenio.

miércoles, 16 de febrero de 2011

México vs. Francia

Otra vez un choque de Patrias. Dos culturas, dos nacionalismos, sus prejuicios y proyecciones, encontrándose. México y Francia sostenían una relación digna de noticias alegres y ferias culturales, hasta que una ciudadana francesa fue detenida por policías mexicanos en circunstancias irregulares. La guerra de boletines, declaraciones y actos elevó el conflicto a nivel de Estado.

Ya es entre presidentes y por eso no se olvidará. No es el tema mediático-diplomático de ocasión, como la ley antiinmigrante en Arizona o los comentarios ofensivos de unos conductores británicos. El episodio pasará a la historia y aunque no sea la nueva “guerra de los pasteles”, será recordado por lo que implica.

Los franceses tienen un punto. Su paisana fue condenada a morir en la cárcel por el sistema judicial de México; un país que desde afuera y desde adentro parece lleno de corrupción y violencia. Ellos, con la soberbia natural de quienes gozan el “primer mundo”, nos miran hacia abajo. Y nuestros políticos les dan razones.

La más importante es el beneplácito presidencial ante un funcionario de primer nivel que orquestó el montaje-show-reality, en que fue detenida Florence Cassez. Es un hecho público, ampliamente socializado y discutido en nuestro país. De ahí se cuelgan los defensores de quien, según nuestros jueces, es culpable de secuestro.

Y cada quien protege lo suyo. El Estado mexicano respalda con toda su fuerza una sentencia judicial que ha puesto en riesgo sus relaciones diplomáticas con un aliado comercial en Europa. Aquí lo aplauden académicos, legisladores y funcionarios: duro contra Francia. Allá sucede lo mismo. El discurso de “nosotros contra ellos” es un tremendo factor de cohesión social.

La verdad es que ambas partes alimentaron el diferendo con irresponsabilidad y nacionalismo. La situación es absolutamente atractiva para los medios. De hecho, es mediática en buena parte: inició con un operativo policiaco diseñado para los medios y ha ido creciendo con las declaraciones registradas por la prensa.

¿Quién tiene la razón? ¿Un gobierno soberano que defiende a un sistema judicial obsoleto? ¿Un gobierno que busca popularidad con la defensa de una presunta secuestradora? Ni buenos ni malos, sólo países defendiendo sus intereses y los reproches han sido simbólicos, afortunadamente.

Lo que queda es una historia que al contarse retratará a dos sociedades que se enemistaron por un asunto que, grave o no, terminará siendo anecdótico. Por eso mi alusión a la “guerra de los pasteles”, porque un conflicto entre naciones es relativamente fácil de provocar. De la terquedad o flexibilidad de las partes dependerá el fin de la controversia.

Tarde o temprano, México y Francia harán las paces. El asunto Cassez quedará como una cicatriz y nada más. Para que eso ocurra es necesario que el tema se enfríe primero en los medios. De lo contrario, la búsqueda permanente de reacciones seguirá alimentando el problema. Con el paso del tiempo llegará la prudencia, esperemos.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ética que censura

Resulta que Carmen Aristegui ignora los fundamentos del periodismo, que el gobierno no tiene injerencia en las decisiones de los medios y que estas empresas anteponen la ética a cualquier otro interés. Así de grande es la mentira que se ha fabricado para justificar la censura a una de las periodistas con mayor credibilidad en el país.

Esta semana dejó de escucharse, otra vez, la voz de Aristegui en la radio. La comunicadora se ha convertido en una coleccionista de agravios y difamaciones. Al sacarla del aire, MVS Radio informó que el viernes 4 de febrero Aristegui “dio por válida una presunción” y como se negó a una disculpa, tuvieron que finalizar su relación contractual.

Carmen no le debe una disculpa a nadie. A falta de precisión en el comunicado de la empresa, se ha especulado que el despido está relacionado con sus comentarios sobre la manta exhibida en el Congreso por el diputado Fernández Noroña: “¿Tu dejarías conducir a un borracho tu auto? ¿No, verdad? ¿Y porqué lo dejas conducir el país?”.

Fueron pocos los medios que reprodujeron o mostraron el mensaje de Noroña. Aristegui fue más allá: en su emisión del viernes omitió las críticas automáticas al circo legislativo para abundar en el análisis del texto. En ningún momento validó la denuncia, por el contrario, mantuvo su lenguaje en condicional y se limitó a pedir una postura formal de Los Pinos.

“¿Tiene o no, Felipe Calderón, problemas de alcoholismo?”, fue la pregunta final de su comentario editorial. “Por eso, lo que ayer pasó y por lo que en el clima de las redes sociales se puede percibir, con razón o sin ella, sí merecería una atención seria, una atención particular, sobre esta interrogante”. ¿Dónde está el rumor, la falta de ética?

Aristegui no satanizó el alcoholismo y mucho menos incapacitó a Felipe Calderón. Tampoco celebró la ocurrencia de Noroña. Nada. Simplemente hizo una pregunta. Y quisiéramos suponer que en la libertad de expresión que el presidente considera vital para la democracia hay espacio para cuestionar.

Quienes minimizan el caso ignoran la censura y recurren a la crítica personal y la lógica empresarial. La llaman “mártir”, “santurrona”, “loca”. Hay quien dice que “no era rentable”, que la empresa estaba en su derecho. Lo cierto es que su programa matutino era el de mayor audiencia y que MVS patrocinó la campaña “Más libre que nunca” al contratarla.

En todo caso, Carmen es menos libre que nunca. Cada vez se le cierran más puertas y el gremio periodístico no ha sido especialmente solidario. El peregrinaje que ha llevado a Aristegui de una frecuencia a otra, de un medio a otro, es el resultado de su búsqueda por una mayor libertad. Se le reducen las opciones, se le trata de asfixiar, pero ella sigue íntegra. Su público la seguirá a donde vaya.

El problema es la “ética” que censura, la interpretación conveniente de un código que no puede estar por encima de la Constitución. La facilidad con la que se acalla a un periodista en México es alarmante. Lo dijo Carmen, ayer miércoles, cuando finalmente habló sobre el tema: “Es algo que no se merece nadie, que nos daña a todos y que para lo único que va a servir es para el desahogo absurdo de un berrinche presidencial”.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Políticos reciclados

El candidato perdedor sonríe mientras sus compañeros de partido le levantan los brazos para la foto. Los simpatizantes aplauden y celebran el montaje: él se declara ganador. Sabiendo que las tendencias no le favorecen, sostiene lo contrario. Cita algunas encuestas de salida y usa expresiones como “triunfo irreversible”. Esta patética escena se ha vuelto común en los procesos electorales y su personaje central puede ser cualquiera.

En Puebla podría llamarse Javier López Zavala, en Sinaloa Jesús Vizcarra y en Guerrero Manuel Añorve. Todos han hecho lo mismo. Justamente Añorve fue el último en completar el ciclo que inicia con la certeza de una victoria, sigue con los números adversos, el festejo simulado y el pataleo post electoral. Los ganadores lanzan odas a la democracia y los perdedores denuncian irregularidades. Las elecciones en México son tan predecibles como un carrusel de feria.

El domingo pasado, un ex priista arropado por los partidos de la izquierda y por el PAN ganó la gubernatura del estado de Guerrero. Su caso es idéntico al de Mario López Valdez en Sinaloa y Rafael Moreno Valle en Puebla. Lo de hoy es abandonar al PRI y colocarse una capa multicolor. Ángel Aguirre repitió la estrategia exitosa y consiguió más de trece puntos de ventaja con el apoyo de otros ex priistas camaleónicos como Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal.

“No nos falles”, le gritaban los guerrerenses durante el festejo en el zócalo de Acapulco. (Déjà vu. Eso le pedían miles a Vicente Fox el 2 de julio del 2000 en el Ángel de la Independencia.) Cambio, esperanza y alternancia son palabras que ya no tienen sentido ante una clase política que se recicla y cambia de color pero mantiene sus lealtades y conserva los métodos y privilegios.

Y todavía algunos analistas se preguntan qué pasará en los próximos comicios. La guerra sucia, las alianzas y los políticos saltarines son previsibles. Este fin de semana se entronará en Baja California Sur un ex perredista postulado por el PAN. Todo esto mientras en el estado de México se mueven las piezas para la alianza Todos Contra Peña. Y viene el 2012...

No niego que pese a la guerra sucia y la compra de votos exista la posibilidad de una decisión libre en la soledad de una mampara. Lo anti democrático es la conformación de la boleta que el votante tiene enfrente: los candidatos y coaliciones se definen al margen del electorado, a golpe de caprichos e intereses.

La democracia pierde y los ciudadanos también. Los únicos que ganan, aunque a veces sean derrotados, son los políticos reciclados. Ellos siguen ahí, prestándose a escenas patéticas y a dudosas coaliciones con tal de perpetuar su fuente de ingresos. Poder por el poder. Sin representatividad ni eficacia, sin congruencia. Lo mismo de siempre.

miércoles, 19 de enero de 2011

Periodistas de chocolate

“Comunicador consolidado busca trabajo. Ponga mi cara en su marca. Trabajos garantizados”. Es como si los conductores de televisión pidieran empleo en los clasificados. Anuncian todo, desde gobiernos y bancos hasta productos chatarra o milagrosos. Su sonrisa aprueba y sus palabras recomiendan, siempre y cuando la paga sea buena. Al diablo la ética, ¡y la credibilidad! Pero a diferencia de los periodistas, estas cualidades les importan a pocos.

La credibilidad es el oxígeno del periodismo. Un periodista sin credibilidad no tiene razón de existir, es un desinformador, un parásito del gremio. Un periodista sin credibilidad es como un cantante sin voz. Así de trágica es la situación de quienes pretenden ser líderes de opinión al tiempo que son incongruentes o mentirosos. Por eso preocupa más la participación de las figuras noticiosas en el show del marketing. ¿Por qué la persona que da las noticias vende, por ejemplo, ungüentos y píldoras de dudosa eficacia? ¿Se vale que primero nos informe y luego nos venda?

Lo pregunto porque este fenómeno tiende a incrementarse. Amenaza con abarcar todos los productos y servicios; la política incluida. No hablo de los conductores de televisoras locales que se rentan como maestros de ceremonias, sino de las figuras nacionales que terminan trabajando para algún político a quien deben elogiar en actos públicos, al tiempo que hacen bromas sobre su papel de informadores. Eso le pasó a Jorge Zarza, conductor de Hechos Meridiano en TV Azteca.

Lunes 17 de enero, Polyforum Siqueiros, Ciudad de México. Mariana Gómez del Campo, coordinadora del PAN en la Asamblea Legislativa, contrató a Jorge Zarza para amenizar su primer talk-show con pretexto de su informe de labores. No es que le tuviera fe a Zarza, ni que que me haya sorprendido, pero la escena fue grotesca y merece comentarse. La veremos cada vez más rumbo a 2012, con diferentes protagonistas pero el mismo propósito.

El señor periodista la hizo de porrista y moderador. Él leía “las preguntas del público”, mientras el público escuchaba atentamente. Entre ellos dirigentes partidistas, funcionarios y secretarios de Estado. Zarza se hizo el chistoso y eligió las preguntas “candentes”, según él “para que suba el rating”. Y así hasta terminar alabando la actitud de su interlocutora, quien además se destapó como candidata al gobierno del Distrito Federal.

“Dicen que nacimos con dos oídos y una sola boca, por algo será, porque tenemos que escuchar mucho más de lo que a veces hablamos. Hoy Mariana ha dado una lección de escuchar, de escuchar a los ciudadanos”. Dicen que la esencia del periodismo es la incomodidad, la profesión existe como contrapeso del poder. Ese es su rol en una sociedad democrática. Por eso, el acto de entregarse a la apología resulta antidemocrático y denigrante.

Para gran parte del público no hay diferencia entre un conductor de noticias y un periodista. Aprovechar esto para alquilarse a las grandes empresas o a la clase política, es un suicidio profesional. Se llenan de billetes pero deprecian su valor, al vender su credibilidad se destruyen ellos mismos. Se vuelven de chocolate.

miércoles, 12 de enero de 2011

Arizona y Fox

Estados Unidos está dividido. Peligrosamente dividido. La oposición política de un sistema bipartidista ha terminado en una guerra interna, en un embrollo dicotómico producido por visiones extremas. Ahí nació el odio, se normalizó la intolerancia y el verbo aniquilar se justificó en la prensa; todo esto en un país donde las armas se venden a la menor provocación. Política, odio y municiones: combinación explosiva.

La frágil tranquilidad de los estadounidenses se perturbó el fin de semana. Eran las 10 horas del sábado, cuando un joven de 22 años abrió fuego durante un mitin en Tucson, Arizona. Mató a seis personas e hirió a 14, entre ellas a una legisladora del partido demócrata. Y en el centro del debate: los motivos del homicida, sus influencias ideológicas, el discurso intolerante de algunos políticos y su difusión en la prensa, especialmente a través de medios conservadores como Fox News.

Curiosamente, Fox News se llevó la cobertura. Entre las opciones ofrecidas por la televisión de paga, no hubo mejor canal para seguir el curso de los acontecimientos. Transmisión especial, entrevistas a testigos y especialistas, enlaces con corresponsales, actualización constante de la información, debate y contexto. En resumen, la nota abordada desde todas sus aristas. A esto agregamos el factor oportunidad, la experiencia del equipo y una infraestructura presumible.

A las 16:00 horas del día de la masacre, los ratings llegaron al punto máximo: dos millones 800 mil televidentes. Basta imaginar a esa cantidad de personas fijando su atención en la misma pantalla para entender el éxito de la transmisión. Otras cadenas se quedaron atrás. Las cifras de Nielsen Company señalan que CNN y MSNBC se ubicaban -la tarde del domingo- en un millón 266 mil espectadores y 621 mil, respectivamente. Esto mientras Fox superaba tranquilamente a CNN por medio millón.

Sin embargo, el canal propiedad de News Corporation mantuvo su patrocinio al discurso de odio de Glenn Beck, una de sus figuras más grotescas. El conductor, a quien ya hemos criticado en este espacio, inició su programa doliéndose por las muertes en Arizona, especialmente por la pequeña Christina Green de 9 años.

Después regresó a lo de siempre: a su descalificación de los liberales, al maniqueísmo que incita al miedo. Beck, es uno de los desinformadores más populares de Estados Unidos. Sus advertencias sobre la “gente peligrosa” –que en el pasado han señalado directamente a México- sobrevivieron a la tragedia en Tucson.

Paul Krugman, académico de Princeton, escribió hace unos días en el New York Times: “El punto es que en una democracia hay lugar para la gente que ridiculiza y condena a los que están en desacuerdo con ellos. No hay lugar alguno para la retórica de eliminación, para insinuar que los que se encuentran del otro lado deben ser eliminados del debate por cualquier medio”.

Nadie le quita a Fox News el mérito por su esfuerzo técnico y humano de esta semana. Sin embargo, queda el sabor amargo de los mensajes que ha transmitido y que efectivamente contribuyen a la polarización que culmina en violencia. En el caso Arizona, ¿Fox News terminó beneficiándose de lo que indirectamente provoca? Sin duda.

miércoles, 5 de enero de 2011

2011: Dos historias

En el 2011 habrá dos grandes historias políticas que contar o seguir en los medios. Hacia finales de año el tema obligado será el 2012 y sus candidatos. Pero antes de que las elecciones presidenciales eclipsen la agenda, un asunto tendrá ocupados a los periodistas durante los próximos meses: la sucesión de Enrique Peña Nieto en el Estado de México.

Serán los comicios locales más nacionales de la historia. En primer lugar por su relación con la carrera presidencial: los resultados en territorio mexiquense no sólo servirán para que los partidos midan fuerzas, serán entendidos como la evaluación al desempeño de un gobernador que también es el candidato más visible en la estrategia del PRI para regresar a Los Pinos.

Además de su vinculación con el 2012, el proceso electoral en el Estado de México recibirá mayor atención por razones que obedecen a su densidad demográfica y a su cercanía con la capital del país. Con respeto a los colimenses, tlaxcaltecas e hidrocálidos: los medios abren más espacios a algunas ciudades que a sus estados. Lamentablemente, la prensa nacional sigue anclada al Valle de México.

¡Hasta en Yucatán tendrán que soportar las ocurrencias de los políticos mexiquenses! Y es que el proceso fue descalificado mucho antes de que iniciara. Los dirigentes de oposición abrieron fuego contra los consejeros del Instituto Electoral y cuestionaron la imparcialidad del árbitro. El domingo pasado, cuando inició formalmente el calendario de los comicios, las posturas del PAN y el PRD aportaron más elementos a la tesis de los “dados cargados”.

“Para nadie es un secreto los grandes montos presupuestales que el gobierno mexiquense destina a gastos de comunicación. Particularmente en medios electrónicos a través de los cuales se pudiera estar catapultando al delfín del gobernador”. Así habló ante el consejo general del IEEM el representante de Acción Nacional. Un consejero electoral respondió: “dejen de destruir y dedíquense a construir la Patria que todos merecemos”.

¡Guerra de instituciones! Sus protagonistas se disfrazan de víctimas y patriotas, pero todos defienden sus intereses. El reto para los medios es no caer en su juego. La dignificación del periodismo político requiere un mayor énfasis en las propuestas, aunque se sigan publicando las controversias. El problema es de origen: los partidos, aspirantes y candidatos dedican más tiempo a fabricar o contrarrestar campañas negras que en argumentar un plan de gobierno.

En el feudo peñanietista, la propaganda gubernamental estará prohibida durante el periodo de campañas, fijado en 45 días. Antes y después de eso, el gobernador aprovechará el tiempo para consolidar su popularidad y quedarse en la memoria. Volverá pronto para ganar o perder, para ser o no ser, pero volverá. Su nombre estará presente en la segunda gran historia del año; el desenlace lo sabremos hasta el próximo...