miércoles, 30 de junio de 2010

Enemigos de la democracia

El crimen organizado impone y mata políticos. El asesinato de Rodolfo Torre, aspirante a la gubernatura de Tamaulipas, confirma que la democracia mexicana está en su peor momento. Los temores de la inminente “colombianización” se confirman pese al discurso triunfalista del gobierno federal y al esfuerzo de los estados por ocultar o minimizar sus errores.

Hasta el lunes, el imperio del narcotráfico en Tamaulipas era desconocido en gran parte del país. Lo sufrían sus habitantes y lo sabían los periodistas, pero el miedo y las amenazas impedían que la situación se publicara en los medios nacionales. La muerte de quien -según las encuestas- sería el próximo gobernador permite evidenciar la alarmante inseguridad y el deterioro institucional en la entidad.

Si algo preocupa más que la ejecución de Rodolfo Torre es la selección de su reemplazo. No sólo porque heredará y seguramente ampliará la intención de voto, sino porque requiere la aprobación de quienes ejecutaron a su antecesor. De otro modo, sería un cadáver más. Queda claro que el narcotráfico está dispuesto a todo para defender sus intereses…

Por esto, las elecciones del próximo domingo son un foco rojo en la historia del país. A la crisis del sistema de partidos se suma la inutilidad del Estado para cumplir sus obligaciones primarias. Desde el punto de vista teórico, un gobierno incapaz de garantizar la seguridad de sus ciudadanos atenta contra la razón central de su existencia.

“Los votos son más poderosos que las balas”, dice el secretario de Gobernación, aunque trabaje de tiempo completo para defender una “guerra” que ha militarizado regiones enteras. Ahora resulta que la obligación de los electores es desbordar las urnas, como si la ratificación democrática de un candidato impuesto, respaldado o tolerado por los poderes fácticos fuera un hecho patriótico.

Las elecciones de este año son un ensayo para el 2012. Aunque sacáramos a la violencia de la ecuación, el panorama es preocupante. Las tendencias permiten intuir que en varios estados (incluyendo a Puebla) los comicios terminarán en acusaciones de fraude e impugnaciones. Se inaugura la judicialización democrática en México: los ganadores serán determinados por los tribunales, aunque en esencia el Poder Judicial sea todo menos democrático.
¿Cuánto vale un voto cuando los competidores no están dispuestos a respetarlo? ¿De qué sirve un voto cuando la decisión final corresponde a una instancia judicial? ¿A quién representan los candidatos cuando llegan al poder? ¿Por qué legitimar con votos a un sistema que define sus liderazgos al margen del electorado?

La violencia, la corrupción, el desdén por la representatividad y la consolidación del autoritarismo son los principales enemigos de la democracia en México. El asesinato de Rodolfo Torre es una oportunidad histórica para hacer preguntas incómodas, para replantearnos la necesidad de una simulación que se alimenta de nuestra creencia en ella.

Envidio la ingenuidad de quienes votarán y contarán los sufragios con plena confianza en el proceso. Aunque el cumplimiento de sus obligaciones los deje satisfechos, a estas alturas deberían saber que el destino del país no se escribe con votos, sino con caprichos, imposiciones y balazos.

miércoles, 23 de junio de 2010

Audioescándalos

¿Se vale decir ‘esto es ilegal pero ahí les va’? Los informadores que justificaron la difusión de audioescándalos en los últimos días se convirtieron en un instrumento más de la guerra sucia electoral. ¿Quién asegura que las grabaciones son auténticas? ¿Por qué iniciar el juicio mediático antes de comprobar su veracidad? ¿Desde cuando el periodismo se define como “la divulgación de suposiciones basadas en información de dudosa procedencia”?

Que si los gobernadores de Oaxaca y Veracruz apoyan con recursos públicos a su candidato, que si el de Puebla tuvo un amorío en los noventa. Lo primero no sorprende y lo segundo corresponde a la esfera privada. Hablar del desvío de recursos a campañas electorales es inútil si no puede comprobarse. Otorgar valor testimonial a un video anónimo en Internet es delicado. Un dicho, aunque sea verosímil, no puede presentarse como un hecho.

Lamento si mi argumentación parece una defensa de Ulises Ruiz, Fidel Herrera y Mario Marín. En realidad es un llamado a la seriedad de los medios. Preocupa la forma en que han sido manipulados y la facilidad con la que abren sus espacios a las estratagemas de los partidos políticos para descalificar a sus opositores. Si la falta de criterio y el desdén por la comprobación son la constante, la agenda periodística terminará sometida a toda clase de ocurrencias.

La reciente oleada de audioescándalos es noticia porque involucra a mandatarios estatales: seres acostumbrados a la comodidad territorial, producto del control absoluto de las instituciones y la prensa. El PRI dice que el espionaje viene del gobierno federal y con eso presume la ingenuidad de sus gobernadores. ¿De qué otro modo se entiende que anden por ahí comentando sus delitos por teléfono? ¿No deberían saber ya que todo lo que digan será usado en su contra?

El PRI le llama espionaje y no fabricación. Esa postura tampoco favorece a los suyos. En teoría, la fabricación genera un diálogo ficticio y el espionaje registra hechos reales. En todo caso, las grabaciones no tienen valor jurídico y sólo afectan a nivel de la imagen. En eso consisten las campañas negras: en enlodar al enemigo y si es posible destruirlo. Los partidos políticos saben que la renuncia o destitución de un gobernador es prácticamente imposible, pero la piden.

Si los audioescándalos no tendrán consecuencias legales, ¿qué hacen los periodistas participando en el juego? ¿Por qué llevar a los titulares lo que podría quedarse en You Tube? Porque ese es el objetivo de la guerra sucia: llamar la atención de la prensa al intercambio de descalificaciones, que no importe el fondo sino la forma.

No todo lo que puede masticarse es comida y no todo lo que está en Internet es noticia. Los consumidores de medios confiamos en su criterio para discriminar los datos, pero cada vez más nos encontramos con que la información se justifica con su simple existencia. ¿Dónde está el filtro? Las grabaciones ilegales deberían toparse con un muro de prudencia en las redacciones. Hace falta investigación, comprobación y responsabilidad.

martes, 15 de junio de 2010

El ocaso de los partidos

Las campañas electorales en 15 estados de la República han terminado aunque concluyan formalmente el 30 de junio. Desde el punto de vista periodístico y de la opinión pública, las elecciones de este año están agotadas. Son como guisados fríos en un buffet: están ahí pero no se antojan. Hay poco que informar antes de los resultados.

Pasó el tiempo de las declaraciones, los ataques y las insinuaciones de fraude. El episodio más notable de ese periodo fue la detención de Gregorio Sánchez, candidato a la gubernatura de Quintana Roo por la coalición PRD-PT-Convergencia. A estas alturas, ni los involucrados discuten el caso… además inició el mundial de la FIFA en Sudáfrica y su poder de distracción superará por una semana la fecha de los comicios.

Se pronostican triunfos avasalladores. Este factor, causa primordial del desinterés, es atribuible al “trabajo” de los gobernadores en sus estados, en otras palabras, al uso de recursos públicos para impulsar a su candidato. Las cifras difundidas por las encuestadoras durante los últimos meses eliminan la posibilidad de sorpresas. Cuando se conoce el final del cuento, la narración pierde su encanto.

Hay excepciones: Sinaloa y Oaxaca. En Sinaloa, los números cerrados y una serie de actos vandálicos permiten intuir una jornada violenta. La sede del PAN fue atacada con una bomba molotov el domingo pasado. En Oaxaca la competencia es reñida, hay amenazas de boicot a la instalación de casillas y personajes influyentes que operan tras bambalinas. Las elecciones oaxaqueñas son intensas por tradición.

Hay poco que decir sobre otras entidades. Y aunque hubiera historias que contar en Tamaulipas, por ejemplo, la supremacía del crimen organizado lo impediría. Por todo lo anterior, la prensa nacional se ha retirado parcialmente de la cobertura a las elecciones estatales. Ahora la responsabilidad es de los medios locales: sólo ellos publicarán los dichos de las próximas semanas.

Es lo único que habrá: verborrea triunfalista y declaracionitis. Será el punto final de cientos de campañas predecibles y grises: iniciaron con el anuncio de “propuestas de altura” y su posterior omisión, siguieron con las críticas a los adversarios, la guerra sucia, las quejas de la oposición y su llamado al debate. Todo esto mientras los punteros descansaban en su certeza intocable. Lo mismo de siempre.

Lo que cambió es la relación efectividad-precio de la clase política. Según datos del periódico Reforma, el gasto para la organización de los comicios de este año asciende a 3 mil 712 millones de pesos. Si consideramos que los procesos de 2004 y 2005 costaron 2 mil 544 millones, descubriremos que las elecciones del 2010 son exorbitantemente caras: requirieron mil 168 millones de pesos más. ¿Y los ahorros de la reforma electoral? ¿Dónde termina ese dinero?

Con el paso de los años, recordaremos estos días y sabremos que fueron vergonzosos para la democracia mexicana. La memoria dirá que el sistema de partidos terminó autodestruyéndose, dilapidando su credibilidad, revelando su engaño, “uniendo” las diferencias que eran su misma razón de existir.

martes, 8 de junio de 2010

Antidepresivo nacional

Es ridículo llamar “movimiento social” a un reality show. Este lunes fue presentada la Iniciativa México, un proyecto impulsado por los dueños y representantes de los medios de comunicación más importantes del país y respaldado por instituciones académicas como la UNAM, el IPN y el Tecnológico de Monterrey.

Esta “convocatoria sin precedentes” que busca una “reflexión profunda” en tiempos del Bicentenario es en el fondo una emisión televisiva donde la audiencia vota por sus concursantes favoritos. Los creadores de Big Brother, La Academia y demás productos chatarra se mueren de envidia. Sus programas no recibieron el aval presidencial ni el aplauso de intelectuales.

Inicia el casting. Tenemos hasta el 7 de julio para registrar proyectos sociales en distintas categorías: calidad de vida, desarrollo comunitario, medio ambiente, justicia y derechos humanos, buen gobierno y rendición de cuentas. La inscripción corre a cargo de los responsables del proyecto o de cualquiera que conozca su trabajo. Hay que “denunciar” como en las campañas de “Nuestra Belleza”, pero en este caso a ciudadanos responsables.

Luego vendrá el proceso de selección. Un grupo de “asesores especializados” identificará las 20 propuestas más relevantes. “Con la finalidad de que el público en general conozca los proyectos, durante el periodo comprendido de agosto a octubre de 2010, se transmitirá en televisión y radio, un programa semanal, y se difundirán notas y videos en diarios y sitios de Internet”, detalla la convocatoria.

Personas de amplia calidad moral, como el presidente de la República y el presidente de Grupo Televisa han celebrado la iniciativa. “Hay un movimiento social, como es Iniciativa México que, precisamente, despierta liderazgos sociales. ¡Qué bueno que la haya!”, dijo Felipe Calderón. Emilio Azcárraga señaló que se trata de un esfuerzo histórico que será recordado dentro de cien años.

¿Cómo es posible oponerse a tanta bondad? La pregunta adquiere especial relevancia cuando es analizada desde el discurso de la Iniciativa México. Resulta que hay dos tipos de mexicanos: los ‘mala leche’, aguafiestas y quejumbrosos que aseguramos vivir en la letrina del mundo; y los valientes, patrióticos y optimistas que sintonizarán el Canal de las Estrellas para ver el programa.

“Muchos creen en lo conveniente y lo necesario de estimular los aspectos positivos de la vida y decirles a todos cómo cantan los pajaritos en la rama del árbol”. Es la crítica del periodista Rafael Cardona. Pues sí. ¿Por qué no creerle a Javier Aguirre en el primer spot de Iniciativa México? ¿Por qué sospechar cuando dice que ama a su país? ¿No fue él quien dijo que estábamos “jodidos”?

La Iniciativa México es un antidepresivo: reduce el dolor psíquico y ya. No cambia las circunstancias y no resuelve el problema. ¿Se vale? Claro que sí. ¡Que regrese el “Día del Taco”! ¡Que lo hagan efeméride! Pero que no involucren a universidades, intelectuales y periodistas. Con tantas instituciones y personas apoyando un fraude como Iniciativa México, el país pronto entrará en una fase de incredulidad total. Así que prenda su televisión y conéctese a la esperanza…

miércoles, 2 de junio de 2010

Huesos legitimadores

Diría que los héroes nacionales se retuercen en su tumba, pero en realidad los preparan para una exhibición en Palacio Nacional. En una ceremonia con los más altos honores militares, fueron extraídos los restos de 12 caudillos insurgentes que descansaban en la base del Ángel de la Independencia. ¿A qué se debe esta ocurrencia?

El gobierno federal argumenta que algunos hombres ilustres murieron en batallas y después fueron enterrados por el enemigo. Resulta que la historia de México es corta y que la era tecnológica es aún reciente. Por lo tanto existen dudas sobre la identidad de algunos huesos que ocupaban un lugar honorífico al interior de un monumento.

Para resolver este impresionante enigma, se acude a investigadores del INAH para que estudien los restos y determinen si merecen ser expuestos al público durante un año en esta época de júbilo republicano. Y a menos que los padres de la Patria inicien una gira por las principales ciudades del país, regresarán triunfales a Paseo de la Reforma.

¡Cómo se conmueve la mexicanidad de mi espíritu! El domingo pasado fui testigo de la ceremonia casi religiosa en que los caudillos fueron trasladados hasta el Castillo de Chapultepec en 9 urnas. Las calles alrededor del Ángel estaban tomadas por militares, el acceso era difícil incluso para quienes estábamos en la lista de invitados. Cosas importantes, piensa uno.

Pese al impresionante operativo de seguridad, el presidente Felipe Calderón no se salvó de las rechiflas. Mientras leía enfáticamente un discurso alejado de la realidad, el titular del Poder Ejecutivo fue abucheado por un grupo de 20 personas que desde el público le gritaron “asesino”, “espurio” y “vende patrias”.

Ninguno de los presentes ignoró el episodio. Ocurrió al mismo tiempo que el presidente invitaba a defender nuestra “sagrada libertad”. Minutos después inició la guardia de honor, se tocó el himno nacional y los huesos fueron trasladados en vehículos militares. Ya en el Museo Nacional de Historia, los héroes patrios recibieron a Joaquín López-Dóriga, quien transmitió desde ahí su noticiero del lunes.

Reitero lo que escribí en este espacio a inicios de año: Las fiestas del bicentenario son como una borrachera sabatina: una exaltación inducida, una manifestación del despilfarro, una apuesta al olvido de las penas presentes en el recuerdo de glorias pasadas, una oportunidad para el exceso en tiempos de escasez.

Primero la televisión y luego el Ejército. Ahora Calderón se monta en los hombres ilustres con el fin de legitimarse. Un presidente de México que no será bien juzgado por la historia finge relevancia entre sus contemporáneos y habla a nombre de la Patria, como si esto último fuera posible. Pero ni rodeado de armas, cámaras y banderas logra que se olviden los huesos que sí lo comprometen.

¿Qué hay de las muertas de Juárez? ¿De los miles de ejecutados en todo el país? ¿De los 49 niños que fallecieron en la guardería ABC sin se haya ejercitado acción penal contra ninguno de los responsables a un año de la tragedia? ¡Que hable de esos muertos! Si los hombres ilustres vivieran seguro le reclamarían, aunque sus restos se presten al show.