Controlar la información de Internet es la nueva meta en la lista de aspiraciones delirantes de la clase política mexicana. La desregulación de la Red, interpretada como una invitación al juego sucio, ha entrampado a candidatos y partidos en una guerra virtual magnificada por la televisión.
En esta elección, YouTube.com se ha convertido en la válvula de escape para los mensajes que, de otro modo, serían sancionados por el Instituto Federal Electoral. Sin embargo, el sitio de videos también es percibido como “tierra de nadie” por los ofendidos, quienes ahora insisten en la regulación.
El caso de inconformidad más reciente involucra al Partido Acción Nacional. El instituto político logró que YouTube suspendiera temporalmente el canal de videos de El Universal, medio que señaló las semejanzas entre un spot diseñado en 2006 para el Partido Socialista Obrero Español y un mensaje transmitido para apoyar la campaña del panista Fernando Elizondo rumbo a la gubernatura de Nuevo León.
Ahora se sabe que el PAN negó la queja, aunque los voceros de YouTube declararon que la sanción a El Universal por la violación de derechos de autor, surgió de la inconformidad de un remitente identificado como “Partido Acción Nacional Nuevo León”. La creatividad desbordante del PAN lo llevó a acusar al PRI de orquestar una “estratagema” para tacharlos de censores. Como si necesitaran ayuda.
Este episodio, sumado a otros memorables como el “Rata y Cursi” contra el gobernador de Veracruz, demuestra la frustración de una clase política que se lleva y no se aguanta, que se reconoce impotente ante la vastedad del Internet. No existe la instancia que dirima sus conflictos; incluso YouTube se reconoce como un “intermediario”: elimina un video y se cuelan diez más.
Este fenómeno ha sido analizado por académicos de todo el mundo. Langdon Winner, doctorado por la Universidad de California, sostiene que el carácter global de la Red es su principal atractivo para grupos e individuos de todo el espectro ideológico. Sin embargo, la diseminación amplia de mensajes, advierte el investigador, “hace más difícil el control por una agencia exterior”.
En México, los efectos políticos de la revolución tecnológica impactan en una sociedad dividida por la brecha digital. Rodrigo Araya, académico chileno, afirma que la “mala noticia” del Internet es que no llega a todos. La buena es que significa más poder para los ciudadanos e impulsa la eficiencia de las instituciones públicas. A la lista de cualidades podríamos agregar que la Red -por su naturaleza- es incontrolable.
Los esfuerzos en sentido opuesto serán inútiles o encontrarán éxitos individuales con la ayuda de un IFE solidario e intercesor, pero difícilmente sacudirán las bases de un medio de comunicación esencialmente libre. Por la limitación de su alcance, la regulación de las campañas políticas en Internet es un atraso legislativo que puede justificarse.
En esta elección, YouTube.com se ha convertido en la válvula de escape para los mensajes que, de otro modo, serían sancionados por el Instituto Federal Electoral. Sin embargo, el sitio de videos también es percibido como “tierra de nadie” por los ofendidos, quienes ahora insisten en la regulación.
El caso de inconformidad más reciente involucra al Partido Acción Nacional. El instituto político logró que YouTube suspendiera temporalmente el canal de videos de El Universal, medio que señaló las semejanzas entre un spot diseñado en 2006 para el Partido Socialista Obrero Español y un mensaje transmitido para apoyar la campaña del panista Fernando Elizondo rumbo a la gubernatura de Nuevo León.
Ahora se sabe que el PAN negó la queja, aunque los voceros de YouTube declararon que la sanción a El Universal por la violación de derechos de autor, surgió de la inconformidad de un remitente identificado como “Partido Acción Nacional Nuevo León”. La creatividad desbordante del PAN lo llevó a acusar al PRI de orquestar una “estratagema” para tacharlos de censores. Como si necesitaran ayuda.
Este episodio, sumado a otros memorables como el “Rata y Cursi” contra el gobernador de Veracruz, demuestra la frustración de una clase política que se lleva y no se aguanta, que se reconoce impotente ante la vastedad del Internet. No existe la instancia que dirima sus conflictos; incluso YouTube se reconoce como un “intermediario”: elimina un video y se cuelan diez más.
Este fenómeno ha sido analizado por académicos de todo el mundo. Langdon Winner, doctorado por la Universidad de California, sostiene que el carácter global de la Red es su principal atractivo para grupos e individuos de todo el espectro ideológico. Sin embargo, la diseminación amplia de mensajes, advierte el investigador, “hace más difícil el control por una agencia exterior”.
En México, los efectos políticos de la revolución tecnológica impactan en una sociedad dividida por la brecha digital. Rodrigo Araya, académico chileno, afirma que la “mala noticia” del Internet es que no llega a todos. La buena es que significa más poder para los ciudadanos e impulsa la eficiencia de las instituciones públicas. A la lista de cualidades podríamos agregar que la Red -por su naturaleza- es incontrolable.
Los esfuerzos en sentido opuesto serán inútiles o encontrarán éxitos individuales con la ayuda de un IFE solidario e intercesor, pero difícilmente sacudirán las bases de un medio de comunicación esencialmente libre. Por la limitación de su alcance, la regulación de las campañas políticas en Internet es un atraso legislativo que puede justificarse.
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