Intrascendente, aburrido y predecible. En materia noticiosa, diciembre suele ser un mes muerto. En estas fechas abundan los contenidos de temporada: la afluencia de vacacionistas a los principales destinos turísticos, las recomendaciones para evitar accidentes carreteros, las temperaturas gélidas, el registro de nevadas, los reportajes navideños y los recuentos anuales.
Las últimas semanas han superado por completo este patrón decembrino. Tanto que quizá se trate del mes más interesante del 2009 desde el punto de vista periodístico. Hablo de la propuesta de reforma política presentada por el Ejecutivo federal, la muerte del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva y la aprobación del matrimonio entre homosexuales en el Distrito Federal.
Inicio con el arranque presuntamente demócrata del presidente Felipe Calderón. El paquete de iniciativas enviado al Senado el mismo día que se clausuró el primer periodo de sesiones ordinarias pretende abrir espacios a las candidaturas ciudadanas, impulsar la reelección y fortalecer el vínculo entre los ciudadanos y el sistema político. Su aprobación implicaría también la eventual desaparición de algunos partidos y el otorgamiento de mayores facultades al Ejecutivo sobre el Legislativo.
La propuesta, que se discutirá formalmente hasta febrero, no fue presentada en el momento adecuado. Miguel Ángel Granados Chapa, connotado periodista, opina que la maniobra presidencial fue inoportuna si buscaba impactar a la opinión pública; efecto que difícilmente se logra a mediados de diciembre “cuando el escaso ánimo participativo decae notoriamente por la temporada festiva que está en curso y que no se interrumpe ni siquiera a causa de la profunda crisis que padece la sociedad mexicana”.
Es posible que, luego de analizarse en el Congreso, la iniciativa no se apruebe íntegramente. Para Calderón terminará convirtiéndose en una de esas medallas que les gusta portar a los ex mandatarios, como la que dice “transparencia” y que tanto presume Vicente Fox.
La tranquilidad festiva de estos días se vio interrumpida definitivamente la noche del miércoles 16, cuando fue anunciada la muerte del llamado “Jefe de jefes”, líder del cártel de Sinaloa, tras un enfrentamiento con fuerzas especiales de la Marina en el estado de Morelos. ¿Qué hacía la Marina en Cuernavaca? ¿Qué hacía un narcotraficante viviendo a unas cuadras de la Zona Militar?
La imagen difundida del cadáver ensangrentado de Beltrán Leyva, tapizado con billetes e imágenes religiosas, confirma la preocupante noción de justicia que se ha implantado en el país desde que inició la “Guerra contra el narcotráfico”. Un Estado que ejecuta sin juzgar imita la perversidad de sus enemigos. Esta regresión al porfirismo de “mátalos en caliente” no contempla ni los derechos humanos ni los cauces institucionales. Desafortunadamente, son los propios ciudadanos quienes desde la desesperación claman por estos métodos, especialmente en el norte del país.
Finalmente, en este recuento del diciembre loco, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal votó a favor del matrimonio y la adopción para personas del mismo sexo, un paso firme en la dirección de una legislación progresista e incluyente, un golpe certero a quienes pretenden gobernar un Estado laico con morales privadas y medievales.
Sin duda todo lo ocurrido este mes confirma que en México está surtiendo efecto la antigua maldición china que reza: “Ojalá vivas en tiempos interesantes”.
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