Golpeados, atropellados, ejecutados, descabezados y demás protagonistas de la nota roja se volverán secundarios. Así ocurrirá si se aprueba la iniciativa de reforma presentada este martes en el pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
La propuesta busca garantizar la protección y el respeto a los cadáveres o víctimas de violencia. Las adiciones y modificaciones a la Ley de Salud fueron justificadas en tribuna por el perredista Alejandro Sánchez Camacho, quien opinó que la prensa daña a la sociedad cuando reporta con sensacionalismo los hechos de sangre.
Los periodistas, fotógrafos y directores de medios de comunicación en la capital del país estarían obligados a pedir autorización oral o escrita antes de publicar cualquier información que pudiera afectar la dignidad del lesionado o la víctima. ¡Pánico en las redacciones de La Prensa, Metro y Alarma!
Entrevisté a Sánchez Camacho el lunes pasado. El principal impulsor de la reforma y también vocero del grupo parlamentario del PRD terminó aceptando que el texto es “muy general” y requerirá ajustes posteriores. No supo responder a las sanciones previstas ni a los criterios para determinar cuáles imágenes son apropiadas y cuáles no.
“Es una tomada de pelo”, le respondió el coordinador del PRI, Israel Betanzos. Por su parte, el PAN mostró interés en el tema, aunque en voz del diputado Carlo Pizano cuestionó las facultades de la Asamblea para regular a los medios.
El tema es federal y si fuera local, ¿por qué habría de contemplarlo la Ley de Salud? Algunas veces son los paramédicos o enfermeras quienes captan las imágenes y las comparten con los reporteros. Sin embargo, es claro que el tema de fondo es la seguridad pública.
Ocultar la violencia es vendarle los ojos a la sociedad, impedirle comprender el espíritu de la época. En plena “Guerra contra el narcotráfico”, omitir las fotografías y videos escandalosos es contribuir al engaño. El dolor de las familias es entendible pero es absurdo exigir a los medios que ignoren su vocación de informar.
La iniciativa presentada en la Asamblea Legislativa es invalidada por sus redactores. Cuando proclaman que es una buena manera de “iniciar el debate”, descartan su propia seriedad. Después de todo, su labor es diseñar textos que puedan convertirse en leyes. A menos que las leyes dejen de ser referencia y se conviertan en punto de partida…
La libertad de expresión es un derecho fundamental. Por eso, cualquier intento de controlar a los medios es delicado. En este caso, el “abuso” es mejor que la censura. Hablar de excesos es relativo porque el periodista sólo informa lo que pudo observar. La nota roja no puede suprimirse por decreto en México. El contexto lo impide.
En última instancia, si el tema es el “buen gusto” debe apelarse a la autorregulación de los medios y a la inteligencia de la audiencia. Un periódico que no se vende, desaparece. Los lectores saben lo que están comprando. Si buscan sangre saben dónde encontrarla, si quieren evitarla hay opciones. Libertad de prensa… ¿votos a favor?
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