miércoles, 19 de enero de 2011

Periodistas de chocolate

“Comunicador consolidado busca trabajo. Ponga mi cara en su marca. Trabajos garantizados”. Es como si los conductores de televisión pidieran empleo en los clasificados. Anuncian todo, desde gobiernos y bancos hasta productos chatarra o milagrosos. Su sonrisa aprueba y sus palabras recomiendan, siempre y cuando la paga sea buena. Al diablo la ética, ¡y la credibilidad! Pero a diferencia de los periodistas, estas cualidades les importan a pocos.

La credibilidad es el oxígeno del periodismo. Un periodista sin credibilidad no tiene razón de existir, es un desinformador, un parásito del gremio. Un periodista sin credibilidad es como un cantante sin voz. Así de trágica es la situación de quienes pretenden ser líderes de opinión al tiempo que son incongruentes o mentirosos. Por eso preocupa más la participación de las figuras noticiosas en el show del marketing. ¿Por qué la persona que da las noticias vende, por ejemplo, ungüentos y píldoras de dudosa eficacia? ¿Se vale que primero nos informe y luego nos venda?

Lo pregunto porque este fenómeno tiende a incrementarse. Amenaza con abarcar todos los productos y servicios; la política incluida. No hablo de los conductores de televisoras locales que se rentan como maestros de ceremonias, sino de las figuras nacionales que terminan trabajando para algún político a quien deben elogiar en actos públicos, al tiempo que hacen bromas sobre su papel de informadores. Eso le pasó a Jorge Zarza, conductor de Hechos Meridiano en TV Azteca.

Lunes 17 de enero, Polyforum Siqueiros, Ciudad de México. Mariana Gómez del Campo, coordinadora del PAN en la Asamblea Legislativa, contrató a Jorge Zarza para amenizar su primer talk-show con pretexto de su informe de labores. No es que le tuviera fe a Zarza, ni que que me haya sorprendido, pero la escena fue grotesca y merece comentarse. La veremos cada vez más rumbo a 2012, con diferentes protagonistas pero el mismo propósito.

El señor periodista la hizo de porrista y moderador. Él leía “las preguntas del público”, mientras el público escuchaba atentamente. Entre ellos dirigentes partidistas, funcionarios y secretarios de Estado. Zarza se hizo el chistoso y eligió las preguntas “candentes”, según él “para que suba el rating”. Y así hasta terminar alabando la actitud de su interlocutora, quien además se destapó como candidata al gobierno del Distrito Federal.

“Dicen que nacimos con dos oídos y una sola boca, por algo será, porque tenemos que escuchar mucho más de lo que a veces hablamos. Hoy Mariana ha dado una lección de escuchar, de escuchar a los ciudadanos”. Dicen que la esencia del periodismo es la incomodidad, la profesión existe como contrapeso del poder. Ese es su rol en una sociedad democrática. Por eso, el acto de entregarse a la apología resulta antidemocrático y denigrante.

Para gran parte del público no hay diferencia entre un conductor de noticias y un periodista. Aprovechar esto para alquilarse a las grandes empresas o a la clase política, es un suicidio profesional. Se llenan de billetes pero deprecian su valor, al vender su credibilidad se destruyen ellos mismos. Se vuelven de chocolate.

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