sábado, 4 de diciembre de 2010

Todo sigue igual

El rumor nocturno se volvió exclusiva en Internet y primera plana en la mañana. Seguro El Universal del sábado se vendió como pan caliente: "Diego está libre y sano: familia", proclamaba el periódico, luego de agitar al gremio periodístico con la información publicada en su portal. Sin embargo, lo que pudo ser el acierto del año terminó en desmentidos, matices y disculpas. El Universal se metió un auto-gol, le dio un golpe bajo a su credibilidad.

"EL UNIVERSAL en lo suyo, los demás no... Me honra colaborar con ese diario...", celebraba el periodista José Cárdenas a las 5 de la mañana en su cuenta de Twitter. La Jornada, Milenio y Reforma merecieron un "ZZZZZZZZZ!!!!!!" del conductor de Grupo Fórmula. ¿Cómo pasar del triunfalismo eufórico a un "Venga toda la crueldad. Me la merezco por pendejo. La acepto aunque duela"? El informador terminó flagelándose en las redes sociales para conservar su honra.

¿Qué sucedió en las primeras horas del sábado 27 de noviembre? Cada periodista tiene su historia. El director de Milenio diario, Carlos Marín, relató la suya en una columna titulada "Chamaqueada colosal". Él, como muchos otros, recibió llamadas e intercambió datos con sus pares. El problema del medio dirigido por Juan Francisco Ealy radicó en la falta de contrastación, en el exceso de confianza en una fuente de información. Por eso Marín escribió el lunes: “Cuando te mienten la madre, checa la fuente porque puede ser volada”.

"Dijeron que 'está de regreso' y que en los próximos días habrá un pronunciamiento más amplio", decía el texto de El Universal. ¿Dijeron? ¿Quienes? La familia. Un error digno de un periódico estudiantil. No sólo se evita señalar quién dijo lo que se cita, sino que la declaración se reporta en plural, como si los familiares del político queretano hubieran hablado al unísono y además hubieran dicho lo mismo. ¿Por qué señalar a "la familia" cuando se trataba de "un familiar"? ¿Por qué no buscar otra versión o intentar verificar la existente?

El Universal ofreció pocas respuestas en su editorial del domingo. De hecho terminó con una pregunta: ¿Dónde está Diego? ¡Cuando un día antes lo habían enviado a casa! En un ejercicio que incluso el periódico califica de especulativo, el texto ofrece cuatro hipótesis: 1) Fue liberado pero no puede anunciarse. 2) El informante se equivocó de buena fe. 3) Hay fricciones entre miembros de la familia. 4) Sigue secuestrado, pero la noticia ayudaría en la negociación. En resumen, no es una fe de erratas sino un intento de mantener la cabeza en alto. El tiempo dirá, pero quizá debieron insinuar la posibilidad de un error. Pepe Cárdenas actuó mejor.

Días después del secuestro de Diego Fernández de Cevallos, Televisa anunció que no abordaría el tema hasta que tuviera un desenlace. Ese es otro extremo. Ni el ocultamiento, ni la desinformación. Los medios mexicanos deben encontrar el justo medio entre no equivocarse y arriesgarse a la primera. Al final, la nota es que no hay nota, que no se sabe nada de Diego, que todo sigue igual.

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